domingo, septiembre 02, 2007

Death Proof


Puta ida de olla del jodido Tarantino.

Death Proof formaba, junto a Planet Terror, el proyecto Grindhouse, que buscaba rememorar los programas dobles de los años 70. Aquí, como somos tontos, nos han colado dos películas por lo que en otros sitios pagan por una.

Death Proof es una de esas películas que no deja indiferente a nadie. O se ama o se odia. Tarantino realiza de nuevo un homenaje a ese cine de serie B o Z de su juventud. Kill Bill 1 y 2 no fueron más que otro Grindhouse con muchos millones, homenajeando a esas pelis de chinos y artes marciales. El amigo Quentin se ha dado cuenta de que para hacer lo mismo no necesita gastarse mucho dinero, de ahí que haya rescatado deliberadamente el aire cutre y los fallos técnicos: cambio de color, cortes bruscos, manchas, rollos que se pierden, etc. Creo que esta parte sobra, ¿de qué sirve simular lo cutre con un presupuesto que supera el de cualquier peli española? ¿Se está haciendo el cool Tarantino? Digo esto porque cuando el director pretende superarse en secuencias como la del choque o las persecuciones, éstas son maravillosas e increíbles, abandonando los fallos. Parece que cuando detecta que la cosa no va a ninguna parte, corta cutremente por lo sano. Definitivamente no convence.

Vayamos al argumento. Simple como él solo. Un tío con un coche que persigue a tías. Resumen: coches y tías buenas. Coches porque hay choques y persecuciones. Y tías buenas porque Tarantino da rienda suelta a su fetichismo con los pies (primeros planos, varias conversaciones sobre masajes, al estilo Pulp Fiction), luego salen primeros planos de culos, pantalones prietos y chicas de buen ver. Y para redondear, una magnífica banda sonora, que ya parece costumbre en su cine y a veces resulta reiterativo destacar.

La película tiene dos partes, similares y diferentes. Da la sensación de que al tener que separar su película y hacer que no forme del programa doble, Tarantino haya tenido que extender el metraje unos cuantos minutos hasta hacer que dure casi dos horas. Tal vez en un intento de suavizar el machismo inherente del cine homenajeado, se nos regalan dos típicos diálogos tarantinianos protagonizados por chicas. El primero me resulta flojillo, pero el segundo muy bueno y es con el que la película logra remontar. La primera parte se hace un poco larga y cuesta entrar en la película pero, de repente, como si se encendiera la mecha comienza el espectáculo en una escena que perfectamente podría utilizar la DGT en sus anuncios. Después, el director decide definitivamente desmadrarse, se parodia a su propia filmografía, con guiños a Kill Bill o Reservoir Dogs. La segunda parte es mejor. Tiene mejores diálogos, mejores personajes, situaciones grotescas rayando el absurdo y, sobre todo, una persecución final impagable, angustiosa y que demuestra que no hace falta estrellar o explotar mil coches para mantener la tensión del espectador.

Resumiendo, Tarantino se quita la careta y hace el cine que siempre ha intentado hacer, el que antes ocultaba con modernidad y piruetas técnicas. Él siempre ha sido cine de serie B, rodado con el talento de los más grandes.
  • LO MEJOR. La electrizante persecución final.
  • LO PEOR. Los innecesarios y deliberados fallos para rememorar la cutrería.
  • NOTA. 8,5/10

viernes, junio 22, 2007

Piratas del Caribe 3


Decepcionante.

Antes que nada pongamos las cartas sobre la mesa. La primera parte me gustó relativamente: entretenida, con un par de personajes carismáticos, una banda sonora resultona (que ahora anima los partidos de fútbol) y bien realizada. La segunda parte era más de lo mismo, con indicios sospechosos y un final algo descorazonador. Y la tercera, ¿qué decir?, más de lo mismo, pero terminando de despeñarse por esa cuesta abajo que se intuía en la segunda y que resultó ser más pronunciada de lo esperable a simple vista.

Como ya he dicho, es más de lo mismo. Mismos personajes, para lo bueno y para lo malo. Misma realización. Misma banda sonora. Vamos, que todavía hay cosas salvables, pero si siguen haciendo películas van a ser cada vez menos.

Pero es que también está lo malo, que es mucho. Depp ha logrado terminar caricaturizando por momentos un personaje que ya de por sí era una caricatura desfasada: las escenas con múltiples Sparrow, dejan mucho que desear como secuencias oníricas para resultar ridículas. El humor baja tres puntos hasta volverse infantiloide y zafio por momentos. No obstante, sabedores de que la película debe enganchar a un público adulto, dejan pequeños guiños, destellos en la noche, para despertar a algún espectador que se deje seducir por los brazos de Morfeo. ¿Y por qué pasa esto? Porque la película es larga, crea un confuso ovillo narrativo del que parece que necesita tres horas para desenredar, y encima para darse cuenta de que el resultado es pobre. Hay lagunas argumentales, la táctica de jugar al lío, de los dobles, triples y hasta cuádruples agentes vale de poco, pues ya sabemos a dónde tira cada personaje, no son suficientemente oscuros para tener doble moral, y todos queremos ver cómo acaban con el malo. Como resultado, hay momentos que la película no interesa, que el espectador se desengancha y empieza a juzgar lo que ve en pantalla, dándose cuenta de lo ridículas que resultan algunas situaciones.

Resumiendo, una decepción más que añadir a la lista de taquillazos veraniegos, junto con Spiderman 3. Si consideramos a 300 como taquillazo, aunque no veraniego, todavía saca varios cuerpos a sus rivales. Veremos qué pasa con la inicialmente desdeñable pero cada vez menos repudiable Transformers.
  • LO MEJOR: Geoffrey Rush, que permanece digno y roba escenas a Depp y a cualquiera que se le ponga por delante.
  • LO PEOR: lo larga e innecesariamente liosa que se hace durante más de una hora.
  • NOTA: 5,5/10 (porque todavía se salvan cosas y tal vez esperaba demasiado).

sábado, mayo 05, 2007

Spiderman 3


División de opiniones

Comienza la serie de taquillazos típicamente veraniegos del año y nada mejor que hacerlo con la película más cara de la historia del cine. Nada más y nada menos que 300 millones de dólares (¿alguien ha dicho "300"? ¡au!).

¿Y qué tenemos esta vez? Pues de nuevo a nuestro amigo Peter Parker, felizmente enrollado con Mary Jane, pero no sabe que le va tocar enfrentarse al nuevo Duende Verde, a Sandman y al Simbionte-Venom. Entre medias, rollito amoroso entre Gwen Stacy, MJ, Harry Osborn y Parker. Ah, y un cameo de Stan Lee.

Decir que antes que nada que ésta es sin duda la película más ambiciosa de la saga. Por todo: dinero, villanos, duración (156 minutos), intento de profundizar en los personajes, etc. El refranero español dice que quien mucho abarca poco aprieta y en esta ocasión creo que acierta. La película se desliza por entre los dedos del fan como un puñado de arena y al final el poso que deja es un poco descorazonador.

En primer lugar está el asunto del simbionte. Se supone que el bicho debe sacar lo peor de Parker-Spiderman, mostrar su lado oscuro. El problema es que en la película eso sólo se muestra durante cinco minutos, a ritmo de swing, con Parker convertido en un chulopiscinas. Tal vez lo mejor hubiera sido tener a Spiderman negro en el final de la 2 y arrancar la 3 con la transformación del personaje. Claro que esto arruina una millonaria campaña de marketing. No se puede todo en esta vida. No obstante, el señor Maguire logra hacerlo mínimamente creíble (pese al flequillo maligno) gracias a que pone esa mirada de psicópata que algún día le dará un Oscar por hacer de precisamente eso, de psicópata.

Luego tenemos los villanos. Demasiados. Lo que todo fan espera es un enfrentamiento brutal Spiderman contra Venom, y eso sólo ocurre al final, pero muy al final, en parte debido a lo comentado antes de la historia del traje negro, que se produce mediada la película. El personaje de Sandman no termina muy bien de encajar en la película, es un Guadiana dentro de la misma, y aunque sus secuencias son espectaculares, nos recuerda demasiado a La Momia. Y luego está el Duende Verde 2.0 que logra aguantar el tipo, sobre todo comparándolo con el frío y desangelado duende de la primera parte. Eso sí, ninguno como el Octopus de la segunda parte.

Y finalmente el guión. Los triángulos amorosos Gwen-Peter-MJ y Peter-MJ-Harry no convencen. El hecho de que Harry se dé un golpe en la cabeza, pierda la memoria y se convierta en una monjita me resulta un poco increíble, y Gwen Stacy sobra en todo momento pese a la impresionante mirada de Bryce Dallas Howard.

Ahora la gente se preguntará: ¡por Dios!, ¿es que acaso es taaaaan mala? Ni mucho menos, gracias a que hereda virtudes de las dos entregas anteriores. De la primera, el descubrimiento de Maguire como Peter Parker, pues parece nacido para el personaje; no así para Spiderman, pero sí para el empollón de Queens. También tenemos la química con Dunst, que funciona de maravilla y hace que sus secuencias juntos siempre sean creíbles. A esto añadimos el puñado de magníficos secundarios para redondearlo. Y de la segunda tenemos las secuencias de acción, que captan a la perfección el espíritu del personaje. Nuevamente espectaculares.

¿Y qué aporta de positivo la tercera parte? Un tono más adulto, sobre todo con la pareja protagonista en pantalla, que no vemos en ninguna peli de superhéroes y del que Lucas debería tomar nota. También la presencia del humor, con algunas secuencias muy divertidas como la del maître del restaurante, aunque se echa en falta la ironía de Spidey en sus peleas con los malos.

De la banda sonora no merece la pena ni hablar porque es una fotocopia de las dos anteriores. Bastante impersonal salvo con un par de canciones reconocibles, pero que resultan ser de las dos anteriores.

En resumen, parece que a Sam Raimi le han puesto encima de la mesa un enorme banquete y no sabe por dónde empezar a comer. En vez de dejar platos decide darles un mordisco a todo y al final se produce una pequeña indigestión, aunque la sensación en el paladar sea muy sabrosa.

  • LO MEJOR: la escena del maître, Bruce Campbell aportando su granito de arena.
  • LO PEOR: que hay momentos que se hace muy larga. Con bajones y escenas que sobran a todas luces.
  • NOTA: 6,75/10 (suelo ser muy condescendiente)

sábado, abril 14, 2007

Cuando ver tele es mejor que ir al cine

Definitivamente hoy en día es mejor ver la televisión (al menos algunos programas americanos) que ir al cine. Algunas novedades que realmente merecen la pena.

ME LLAMO EARL

Es mejor ver los cinco primeros minutos de la serie para enterarse (y engancharse).



Una vez visto el vídeo, sólo hace falta explicar un poco más. Earl decide enmendar todas las malas acciones de su vida y hace una lista. En cada capítulo veremos cómo Earl, con la ayuda de su hermano y Catalina, la asistenta mejicana del motel en que se alojan, trata de ajustar cuentas con el karma.
Qué decir. La serie es buenísima, divertidísima, con unos personajes grotescos pero adorables. El propio Earl, su hermano Randy (el gran descubrimiento), la arpía de su ex-mujer, Joy, Darnell, el Hombre Cangrejo o Catalina. Y eso sin contar el puñado de secundarios que aparecen de forma recurrente y que provocan la carcajada inmediata.

SCRUBS
Si House te empieza a cansar, Anatomía de Grey es demasiado ñoña para ti (pero menos que Médico de familia), Urgencias tiene demasiada casquería, M.A.S.H. te pilla muy lejos, Hospital Central te da risa y no sabes lo que es MIR, entonces tienes que ver Scrubs.
Extraña serie a la que me he enganchado hace poco pero con la que me río a carcajadas. Serie con un trasfondo serio donde se cuentan las experiencias de un puñado de inexpertos médicos residentes que llegan a un hospital, narrada en primera persona por el protagonista J.D.
Hasta aquí todo parece normal, pero es cuando entra en escena la multitud de momentos surrealistas y absurdos (muchos de ellos al estilo ...como puedas).



LITTLE BRITAIN
El ¿típico? humor inglés (no, no el de Benny Hill) no apto para todos los públicos. Aquí las situaciones surrealistas se llevan al extremo a través de una serie de sketchs, la mayoría de ellos geniales. El programa se basa en la capacidad de transformación de Matt Lucas y David Walliams, guionistas y protagonistas absolutos de la serie (con permiso del flemático y sarcástico narrador). Los dos cómicos presentan a una galería de estereotipos ingleses de manera gamberra buscando un retrato fiel del país y de la esencia de ser inglés.
Cada persona que ha visto la serie tiene sus preferidos, pero a mí me gustan particularmente Daffyd, el único gay de su pueblo, Sebastian, el ayudante del primer ministro, y las dos damas travestis de época.



Veo que me he centrado en la comedia. Mucho mejor. Es más difícil hacer reír que hacer llorar. Algún día hablaré de Prison Break, Heroes, Perdidos o de todas a la vez. El problema es que no sigo ninguna.

Y sí, ya sé que muchas de estas series sólo se ven si te antenizas, te pones el TDT, el digital o la tele por ADSL, pero existe cierto animal electrónico (y alternativas) donde se pueden conseguir, o al menos eso me han contado. ;-)

lunes, abril 09, 2007

Epic Movie

No, ésta no va a ser una crónica al uso, sino una narración en primera persona de uno de los peores días de mi vida: el día que vi Epic Movie. Si buscas una crítica, sin duda la mejor (y con la que no puedo estar más de acuerdo) es la de CineCutre.

Un día cualquiera de un mes cualquiera de un año cualquiera, voy con dos amigos con la firme intención de ver algo en el cine. La verdad es que es uno de esos días en los que te importa poco la película a ver, simplemente quieres pasar un buen rato. Podría decirse que íbamos a tirar 6 leuros en cualquier película. Sí, podíamos haber invertido mejor ese dinero: dárselo a un pobre, apadrinar un niño, un oso panda o pagarle el aparcamiento a algún conductor descarriado, pero reconozcámoslo: somos profundamente egoístas, nuestros 6 leuros los queremos invertir íntegramente en nuestro esparcimiento. La verdad duele, pero duele más ver Epic Movie.

Llegada al cine. Lo bueno de los multicines es que tienen muchos cines (gracias, Forrest). Es decir, que hay mucha mierda donde elegir. Los criterios son sencillos: descartamos cine español (si leyese esto la ministra), fuera las comedias románticas y las pelis de época, y finalmente obviamos las que ya hubiésemos visto. Quedaron tres candidatas: The Host, la peli de fútbol que sale el Madrid y... Epic Movie.

Un servidor, que se olía la tostada, abogó por The Host: peli de terror diferente, con humor, coreana, un soplo de aire fresco, etc. Mis argumentaciones caían en saco roto: "terror no". ¡¿Cómo alguien puede descartar de manera tan gratuita un género que ha dado obras maestras del celuloide?! Si Stephen King leyese esto, estaría revolviéndose en su tumba (de la que sale muy a menudo para escribir sus libros y cobrar los derechos de las pelis). La peli del Madrid se descartó de inmediato casi por idéntico motivo: se había rodado durante las dos últimas temporadas del equipo blanco, es decir, un par de temporadas terroríficas (chiste provided by Arévalo).

Finalmente, ya fuese por discriminación positiva, mal menor, aburrimiento extremo o una falta de criterio absoluta, terminamos entrando a ver Epic Movie. Maldigo a la taquillera y su infinita avaricia: la muy perra podría habernos advertido de nuestro error, íbamos a gastar los 6 leuros de cualquier modo, se nos veía en la cara. Ya sabíamos que íbamos a ver una soberana tontería, pero al menos esperábamos reír un ratillo sin necesidad de forzar las meninges.

Entrada a la sala, mirada al público: gente joven, en parecida situación, todos engañados. Se apagan las luces, primera alegría: la música de Movierecord resuena en la sala; ah, mi añorado Movierecord, sin duda la canción que más he escuchado en mi vida. Tras este subidón con música pseudoelectrónica comienza la película. Maldigo ese momento y los minutos que vinieron a continuación, que produjeron algunos de los momentos más vergonzosos de mi vida.

Decir que es una "mierda" no sería hacer justicia a este arriesgado experimento fílmico: cómo hacer una película sin guión, sin gags, sin actores, con un huevo de dinero y sin puta gracia. Para empezar uno comienza a sufrir esa familiar sensación de que toda la supuesta gracia de la película ya la has visto en los gags del anuncio de televisión (20 segundos), después sigue con ese dual sentimiento de vergüenza que te obliga a abandonar la sala pero que por otro lado te ata fuertemente a la butaca, tal vez porque te acuerdas de los 6 putos leuros o porque eres tan gilipollas que piensas que lo que queda de película todavía puede ser gracioso. Y para redondear la función piensas que lo acabas de ver es el chiste más malo y con menos gracia del universo, para a continuación darte cuenta de que al menos estará en el segundo puesto en la clasificación de chistes malos y sin gracia, no, el tercero...
Acaba la película y la gente se encuentra en estado de shock, nadie habla (en serio, esto pasó) y comenzamos a desfilar hacia la salida cual puñado de lemmings lobotomizados mientras las letras desfilan en la pantalla. Ahí tiene la Policía los nombres de un puñado de gente que deben llenar las cárceles con todo merecimiento.

Bueno, al menos se me ha hecho bastante corta- pensé, como si eso fuese a arreglar algo. Miro el reloj para saber si el daño cerebral es proporcional al tiempo de exposición. ¡¡¡65 minutos!!! ¡La puta película dura poco más de una hora! ¡Pero si los tráilers casi duran más que la bazofia infecta que me acaban de excretar en los ojos!

Cuando salimos del estado de shock, mis amigos y yo prometimos entre arcadas no volver a hablar de Epic Movie. Esto no había ocurrido, desconocemos la película, no volverá a pasar. Pero yo he tenido que incumplir la promesa, lo siento, pero tenía que hacerlo. Los remordimientos, el horror, los fotogramas que pasaban mientras dormía. Necesitaba soltarlo, escapar de ese horror que todavía se me aparece en cada rincón de cada fotograma de cada una de las películas supuestamente parodiadas.

He visto grandes mierdas en el cine, pero siempre podía encontrar algún motivo que hiciese que la película mereciese la pena. Y mira que he visto mierdas: Tuno negro, Supermaderos, La máquina de bailar, Hermano secreto, Borjamari y Pocholo, y un vergonzante largo etcétera. Sin lugar a dudas, Epic Movie establece un nuevo mínimo, el cero absoluto en lo que a bazofia cinematográfica personal se refiere. A ese nivel, toda actividad cerebral se detiene, porque no hace falta para ver la película.

Espero no cometer un error similar, JAMÁS. Pero el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pobre de mí.
  • LO MEJOR: que alguien lea esto y no vea la película, así habré salvado un alma.
  • LO PEOR: TODO, y con esto quiero decir, TODO
  • NOTA: -273,15

domingo, marzo 11, 2007

27 de julio

27 de julio es la fecha. Despejen su agenda, desconecten sus teléfonos, no hay causa de fuerza mayor que justifique la ausencia. Ese día hay que ir al cine y disfrutar con uno de los acontecimientos cinematográficos del año, ¿¡qué digo año!? ¡del siglo!

Obviamente estoy hablando de la película de Los Simpson, probablemente el mayor fenómeno televisivo de la historia de ese medio.

Si uno ha estado medianamente pendiente de la red, es de suponer que haya visto los múltiples trailers, teasers y demás cortes de la película. Todo preparado para que los fans más acérrimos (entre los que me incluyo) comiencen a salivar.

¿Qué podemos esperar de la película?
La verdad es que todas las señales apuntan al optimismo (moderado). La implicación de Groening en el proyecto es una buena noticia. Para los que no lo sepan, Matt Groening se desentendió de la serie cuando se volcó en la superlativa Futurama, de ahí el notable bajón a partir de la undécima temporada.
Por otro lado, vuelve gran parte del elenco de guionistas originales, de los que esperamos tengan tramas e ideas geniales guardadas en la chistera.
Estoy convencido de que la película incluirá gran cantidad de guiños y metarreferencias para los amantes de la chorrada anecdótica y el slow-motion del DVD, es decir, la gran mayoría de los fanáticos de Los Simpson. Seguro que aparecerán personajes secundarios de la serie, secundarios muy secundarios, algún chiste o frase repetitiva o algún gag mítico.
Y por último está el formato, puede parecer una chorrada pero no creo que lo sea: Los Simpson crecen a lo ancho, la panorámica del 16:9 sólo puede redundar en mejorar la calidad de la animación (nunca ha sido el fuerte de la serie), que junto con el esfuerzo de producción puede darnos alguna agradable sorpresa, que ya se vislumbra en el trailer.

¿Todo son buenas noticias?
Ni mucho menos. Los primeros teaser repetían algunos de los errores de las últimas temporadas: la falta de realismo y la bufonización de Homer. El humor físico no es malo pero tiene un límite: un gag como el de la Garganta de Springfield de Bart el Temerario es admisible, pero de ahí a llegar al extremo de beber residuos nucleares o salir con las vísceras al aire hay un gran trecho
Y los cameos. Espero que los cameos en la película sean discretos, porque haberlos los habrá. En las últimas temporadas, el peso del episodio recaía en algunos famosos (y hasta famosetes), lo que unido a la endeblez del guión terminaba de estropearlo. A veces, los mejores cameos residen en el doblaje de famosos, como Meryl Streep poniendo la voz a la hija del Reverendo, o Susan Sarandon como profesora de ballet (pequeños detalles que Antena 3 nos niega a descubrir al no dar la posibilidad de la V.O. ni de dejar los créditos).

¿Y aun así tú eres uno de esos de los de las últimas temporadas son una mierda luego la película será otra gran mierda? Bueno es una opinión, pero como los propios Simpson dicen en el meta-episodio de Poochie (cito de memoria):
Bart: ¿Acaso no te han dado miles de horas de entretenimiento gratuito durante años? Deberías estarles agradecidos.
Dependiente: El peor episodio de la historia.

Intentaré hacer un seguimiento de novedades de aquí al 27 de julio. Y ahora venga, trailers para el niño y la niña.

sábado, diciembre 16, 2006

Corsarios de Levante

Durante casi dos años serví con el capitán Alatriste en las galeras de Nápoles. Por eso hablaré ahora de escaramuzas, corsarios, abordajes, matanzas y saqueos. Así conocerán vuestras mercedes el modo en que el nombre de mi patria era respetado, temido y odiado también en los mares de Levante. Contaré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como en casi todo, mejor nos habría ido haciendo lo que otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados.

Por fin llega a nuestras librerías el sexto libro de las aventuras del Capitán Alatriste e Íñigo Balboa. En esta ocasión, Reverte nos embarca en una galera, La Mulata, que navega por el Mediterráneo enfrentándose al Turco, los moros, corsarios ingleses y cualquier otro enemigo ya sea en mar o en tierra.

Cuando el libro llegó a mis manos tenía bastantes reparos en leerlo. En la literatura y el cine no termino de digerir bien el western y los barcos (extrañas fobias, supongo), y además la aventura cinematográfica Alatriste me había dejado algo desorientado. Sin embargo, nada más poner pie en la cubierta de La Mulata devoré el libro con gran entusiasmo. Por un lado se habían abandonado las intrigas palaciegas de anteriores entregas y la acción era mucho mayor. Y es precisamente en ese terreno donde Pérez-Reverte se luce y lo hace con gran maestría: la guerra, los abordajes feroces, las carnicerías sobre cubierta, etc. Puede sonar escabroso, pero como bien narra el libro, la lucha en aquella época era así y perfectamente plasmada queda.

El otro punto fuerte del libro es el lenguaje. Como buen conocedor del tema, el autor llena la narración de terminos náuticos (que no reproduciré por mi gran ignorancia) y del ya clásico lenguaje de la época, con su hideputas, votoatales, juroacuales y similares. Se nota que Pérez-Reverte juega en casa, con un público entregado y se luce.

Por otro lado, el desarrollo de los personajes también avanza hacia temas más maduros. Alatriste empieza ser consciente de que se encuentra en el principio de su ocaso, el héroe cansado es cada vez más cansado, y se preocupa porque reconoce en Íñigo al joven que una vez fue, y para el que desea un futuro mejor. Mientras tanto, Íñigo, con la arrogancia de la juventud, vive el conflicto de querer ser tratado como un hombre pero que choca con la realidad de un mundo lleno de peligros a los que aún no se ha enfrentado. Esto le provocará conflictos con el Capitán, en el que ya no ve al héroe de antes y del que, aunque él ya no lo crea, todavía tiene mucho que aprender.

El resto es lo ya conocido de las novelas anteriores: una gran recreación de los escenarios de la época (Orán, Nápoles, las galeras), un aire reivindicativo y didáctico de la historia de España, con veladas referencias a la historia actual. Y es esa reivindicación, que a mucha gente puede resultarle molesta, uno de los aspectos que más me ha gustado del libro. De aquella época tenemos un conocimiento más o menos extenso de las campañas en Flandes, Francia y América, pero existe un gran desconocimiento de lo que acontecía en el Mediterráneo. Se sabe algo de Lepanto, Barbarroja, pero son pinceladas. Es oír la palabra corsario o pirata, y pensar en esos aventureros de diseño manufacturados por Hollywood; y resulta que los teníamos al lado, en nuestros libros de Historia, probablemente con menos glamour, pero con mucha más verdad.
Y también se habla, y mucho, de la expulsión de los moriscos de 1609, una de las muchas estériles guerras civiles (unas sordas y otras ruidosas en exceso) que han plagado la muy trágica historia de la vieja España.

  • LO MEJOR: la batalla naval (que existió) final, en las costas de Anatolia, frente a las bocas de Escanderlu.
  • LO PEOR: hubiera sido de agradecer un pequeño glosario de términos náuticos, porque para el lector no versado puede resultar algo complicado seguir ciertos pasajes de la narración.
  • NOTA: 8/10 (un buen regalo para estas fechas)