lunes, octubre 11, 2004

Mar adentro

Una precisa película preciosa.

Creo que a estas alturas hablar del argumento de esta película resultaría redundante porque, ¿hay alguien que no haya oído hablar de ella? Bien, haré un esfuerzo y la resumiré en un par de líneas: habla de Ramón Sampedro, un tetrapléjico que lleva 26 años postrado en una cama, de las relaciones que tiene con su familia y con los que tratan de ayudarle, y de su lucha con la Justicia para que se le reconozca el derecho a morir mediante suicidio activo.
Mar adentro es una gran película pero tiene un defecto que supongo que con el tiempo se podrá subsanar: se ha vendido como el filme que reabrirá el debate sobre la eutanasia. Sin embargo, cuando fui a verla no pude encontrar tal debate en la historia que se nos cuenta. El punto de vista de Ramón Sampedro (impresionante caracterización de Javier Bardem) queda perfectamente reflejado durante toda la película pero el contrapunto ideológico no se vislumbra salvo en un par de secuencias anecdóticas, como la de la visita del jesuita, y queda ocultado por elementos cómicos. Por este motivo, quien busque polemizar sobre Mar adentro podrá decir que es parcial pero se olvidará seguramente de comentar las virtudes que tiene como obra artística.
La primera de dichas virtudes es su reparto: Bardem en su línea, es decir, él sólo se basta para llenar la pantalla. Sorprendente Belén Rueda en su papel de una abogada con una enfermedad degenerativa que termina enamorándose de Ramón. Pero los verdaderos descubrimientos son Lola Dueñas en el papel de Rosa, una humilde madre soltera que tratará de convencer a Sampedro de que la vida merece vivirse, y Mabel Rivera como Manuela, la cuñada de Ramón, que lo cuida y mantiene y sufre sus penas en silencio. Cada uno de ellos está perfecto en su papel, sin olvidarse de otros secundarios como el sobrino y el hermano de Sampedro.
Capítulo aparte merece la fotografía que es la que hace que la película sea preciosa. Las tomas aéreas del bosque y el mar de Galicia son magníficas y muy evocadoras. En algunos casos están reforzadas con una banda sonora correcta, muy expresiva la mayoría de las veces y redundante en el resto. Mi voto para el Goya a la mejor fotografía se lo lleva esta película a menos que antes de final de año vea algo mejor (que lo dudo ;-D ).
Ahora toca hablar del guión. Es aquí donde tiene cabida el calificativo de preciso. Preciso porque Amenábar sabe en todo momento que es lo que tiene que hacer para conmover al espectador, ya sea para la risa o el llanto, y lo hace con maestría. Particularmente encuentro mejores las escenas cómicas basadas en la convivencia cotidiana de la familia de Ramón Sampedro porque no desentonan en el conjunto de la película y están basadas en personajes muy creíbles y cercanos como Rosa o Javi, el sobrino de Ramón. Creo que las escenas trágicas son más fácilmente realizables teniendo en cuenta el tema tratado, eso sí, lo hace correctamente sin caer en la sensiblería del telefilme. También el guión es preciso porque sutilmente introduce la visión favorable del director respecto al tema de la eutanasia sin el contrapunto que sería deseable, sobre todo si se quiere vender la película como un debate sobre el tema. Sin embargo, el enfoque de la película dificultaba este último aspecto y lo mejor será dejar la polémica para otra ocasión.
Resumiendo, una película conmovedora que tal vez no haya sido promocionada adecuadamente y que por este motivo deje a más de uno con un extraño sabor de boca cuando vea algo distinto a lo que tenía en mente cuando entró en la sala del cine. Pese a todo merece verse.

  • Nota: 8/10 (me dejó ese extraño sabor de boca)
  • Lo mejor: Lola Dueñas y Mabel Rivera.
  • Lo peor: que los árboles no dejen ver el bosque, que una polémica sepulte a una buena película

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