Tras un pequeño paréntesis vuelvo para re-comentar la película anteriormente comentada por mi colaborador.
El título se las trae pero es la traducción del original, mucho más sugerente que el Olvídate de mí elegido por las sesudas mentes de los distribuidores españoles. Pero hay ejemplos peores y si no, que alguien consulte el título original de Teléfono rojo: volamos hacia Moscú.
La pelicula cuenta la historia de amor que acontece entre dos personas normales pero completamente opuestas. Él (Jim Carrey) es introvertido y timorato mientras que ella (Kate Winslet) es impulsiva y vitalista. La acción se desencadena cuando nuestro protagonista descubre que, tras una discusión con su pareja, ella ha contratado los servicios de un médico que le ha borrado todos los recuerdos que tenía de su novio. Él, a modo de venganza, hará lo mismo. Sin embargo, no contará con que, en el fondo, la sigue amando, lo que complicará la labor de borrado de su mente y terminará afectando al médico y a los empleados de su clínica.
Conviene comentar antes que nada que ésta es una película diferente: extraña y complicada. Se trata del típico ejemplo de filme que se ama o se odia. En mi caso me quedaré con la primera opción, aunque resulta perfectamente comprensible que una gran mayoría de la gente la califique como rara, porque en el fondo ésta es una película rara, buena pero rara.
Uno de los mayores aciertos de la película es el modo de contar la historia: conocemos la relación de los protagonistas a través de los recuerdos de Joel Barish (Jim Carrey) a medida que son paulatinamente borrados, sin un orden en particular y desubrimos que se trata de una historia de amor normal y corriente, en el mejor sentido de la palabra pues éste es otro gran acierto de la película: los personajes son muy creíbles y se muestran situaciones propias de cualquier relación de pareja.
Otro aspecto a destacar es su reparto: empezando por los dos protagonistas (Carrey y Winslet) y siguiendo por unos secundarios de lujo, como Kirsten Dunst (la eterna novia de Spiderman), Tom Wilkinson (sí, el de Full Monty) y Elijah Wood (el pobre seguirá siendo Frodo para los restos, a menos que pegue otro pelotazo). A esto hay que añadir una dirección más que correcta, con numerosos primeros planos que refuerzan la humanidad de los personajes. Los efectos especiales, correctos y resultones: no se precisaba nada más y están para lo que tienen que estar.
Y para terminar la banda sonora, cuidadosamente seleccionada y donde destaca una versión de Beck del tema Everybody's got to learn sometime que cierra la película y deja un buen sabor de boca.
En definitiva, una buena película con un mensaje positivo que merece la pena ver sobre todo teniendo en cuenta lo que está cayendo fuera de las salas de cine.
El título se las trae pero es la traducción del original, mucho más sugerente que el Olvídate de mí elegido por las sesudas mentes de los distribuidores españoles. Pero hay ejemplos peores y si no, que alguien consulte el título original de Teléfono rojo: volamos hacia Moscú.
La pelicula cuenta la historia de amor que acontece entre dos personas normales pero completamente opuestas. Él (Jim Carrey) es introvertido y timorato mientras que ella (Kate Winslet) es impulsiva y vitalista. La acción se desencadena cuando nuestro protagonista descubre que, tras una discusión con su pareja, ella ha contratado los servicios de un médico que le ha borrado todos los recuerdos que tenía de su novio. Él, a modo de venganza, hará lo mismo. Sin embargo, no contará con que, en el fondo, la sigue amando, lo que complicará la labor de borrado de su mente y terminará afectando al médico y a los empleados de su clínica.
Conviene comentar antes que nada que ésta es una película diferente: extraña y complicada. Se trata del típico ejemplo de filme que se ama o se odia. En mi caso me quedaré con la primera opción, aunque resulta perfectamente comprensible que una gran mayoría de la gente la califique como rara, porque en el fondo ésta es una película rara, buena pero rara.
Uno de los mayores aciertos de la película es el modo de contar la historia: conocemos la relación de los protagonistas a través de los recuerdos de Joel Barish (Jim Carrey) a medida que son paulatinamente borrados, sin un orden en particular y desubrimos que se trata de una historia de amor normal y corriente, en el mejor sentido de la palabra pues éste es otro gran acierto de la película: los personajes son muy creíbles y se muestran situaciones propias de cualquier relación de pareja.
Otro aspecto a destacar es su reparto: empezando por los dos protagonistas (Carrey y Winslet) y siguiendo por unos secundarios de lujo, como Kirsten Dunst (la eterna novia de Spiderman), Tom Wilkinson (sí, el de Full Monty) y Elijah Wood (el pobre seguirá siendo Frodo para los restos, a menos que pegue otro pelotazo). A esto hay que añadir una dirección más que correcta, con numerosos primeros planos que refuerzan la humanidad de los personajes. Los efectos especiales, correctos y resultones: no se precisaba nada más y están para lo que tienen que estar.
Y para terminar la banda sonora, cuidadosamente seleccionada y donde destaca una versión de Beck del tema Everybody's got to learn sometime que cierra la película y deja un buen sabor de boca.
En definitiva, una buena película con un mensaje positivo que merece la pena ver sobre todo teniendo en cuenta lo que está cayendo fuera de las salas de cine.
- NOTA: 8/10. Parece poco, pero es el tipo de película que, como el buen vino, mejora con los años.
- Lo mejor: el personaje de Kirsten Dunst y su importancia en el desenlace.
- Lo peor: que esta película vaya a pasar desapercibida para el 95% de la gente.
- Tal vez te interese: el guionista de esta película es Charlie Kaufman, guionista también de películas raras como Confesiones de una mente peligrosa o Cómo ser John Malkovich, ambas bastante recomendables.
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