La noticia del día -y que puede remover una vez más los cimientos del ciclismo profesional- la daba el diario francés L'Équipe: unos análisis realizados sobre unas muestras de sangre congelada supuestamente demuestran que el heptacampeón del Tour, Lance Armstrong, se dopó con EPO en dos etapas de la edición de 1999.
EPO es el término utilizado para referirse a la eritropoyetina, una hormona que aumenta el nivel de hematocrito (porcentaje del volumen glóbulos rojos en sangre). Al aplicarlo a una persona permite que, al haber más glóbulos rojos, la sangre pueda transportar más oxígeno, aumentando de este modo el rendimiento deportivo.
Esta forma de dopaje es relativamente actual y los métodos de detección hasta hace poco no estaban muy perfeccionados, de ahí que pueda ser posible que en 1999 no se detectara y que ahora sí pueda hacerse. Éste es uno de los motivos por los que la noticia resulta creíble, lo que dejaría en muy mal lugar al ciclista tejano y pondría en duda su palmarés posterior. Ahora bien, también surgen muchos otros interrogantes: ¿por qué sale a la luz esto ahora?; ¿por qué se realizan los análisis ahora cuando el método de detección de EPO ya funcionaba desde 2000?; ¿por qué se analizaron sólo las muestras de Armstrong? ¿es que no se duda de la honradez del resto de corredores?; ¿qué fijación tiene L'Équipe con Armstrong al publicar este artículo, el enésimo que le acusa de doparse?
No se trata de defender a Armstrong pero estoy seguro de que si se pudiesen analizar las muestras de sangre y orina de hace unos años de una gran mayoría de deportistas -no sólo ciclistas- con los sofisticados métodos actuales, pocos de ellos saldrían ilesos. Y tenemos algunos ejemplos, sobre todo en atletismo: el caso BALCO con Marion Jones y Tim Montgomery como principales afectados. Hay que asumir que el dopaje ha existido, existe y existirá en el deporte profesional y hay que combatirlo de manera justa y no como una especie de batalla personal, que es la que parece que tiene L'Équipe con Armstrong. Habría que vigilar también a los deportistas franceses y a los de otras disciplinas.
Por cierto, hablando de trampas de hace años en el deporte, Maradona ha reconocido que marcó con la mano el famoso gol ante Inglaterra en el mundial de 1986. Ya era hora, ¿no?
EPO es el término utilizado para referirse a la eritropoyetina, una hormona que aumenta el nivel de hematocrito (porcentaje del volumen glóbulos rojos en sangre). Al aplicarlo a una persona permite que, al haber más glóbulos rojos, la sangre pueda transportar más oxígeno, aumentando de este modo el rendimiento deportivo.
Esta forma de dopaje es relativamente actual y los métodos de detección hasta hace poco no estaban muy perfeccionados, de ahí que pueda ser posible que en 1999 no se detectara y que ahora sí pueda hacerse. Éste es uno de los motivos por los que la noticia resulta creíble, lo que dejaría en muy mal lugar al ciclista tejano y pondría en duda su palmarés posterior. Ahora bien, también surgen muchos otros interrogantes: ¿por qué sale a la luz esto ahora?; ¿por qué se realizan los análisis ahora cuando el método de detección de EPO ya funcionaba desde 2000?; ¿por qué se analizaron sólo las muestras de Armstrong? ¿es que no se duda de la honradez del resto de corredores?; ¿qué fijación tiene L'Équipe con Armstrong al publicar este artículo, el enésimo que le acusa de doparse?
No se trata de defender a Armstrong pero estoy seguro de que si se pudiesen analizar las muestras de sangre y orina de hace unos años de una gran mayoría de deportistas -no sólo ciclistas- con los sofisticados métodos actuales, pocos de ellos saldrían ilesos. Y tenemos algunos ejemplos, sobre todo en atletismo: el caso BALCO con Marion Jones y Tim Montgomery como principales afectados. Hay que asumir que el dopaje ha existido, existe y existirá en el deporte profesional y hay que combatirlo de manera justa y no como una especie de batalla personal, que es la que parece que tiene L'Équipe con Armstrong. Habría que vigilar también a los deportistas franceses y a los de otras disciplinas.
Por cierto, hablando de trampas de hace años en el deporte, Maradona ha reconocido que marcó con la mano el famoso gol ante Inglaterra en el mundial de 1986. Ya era hora, ¿no?
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