jueves, junio 29, 2006

El final de Harry Potter

Supongo que todo el mundo ya estará enterado de la noticia: según palabras de la propia Rowling, un personaje se salva, pero otros dos mueren.

Enigmático, ¿verdad? No queda claro si se refiere a los tres personajes principales (Harry, Ron, Hermione), o si en el saco entran también otros personajes capitales de este universo mágico. Se da por descontado que el número de muertes de personajes de medio pelo va a ser considerable, porque es la batalla definitiva entre las dos facciones del mundo mágico y porque asistiremos al combate final entre el Señor Tenebroso, el mago más grande de todos los tiempos, y el Niño que Sobrevivió (bueno, dicho así no parece un combate tan increíble).

Desde aquí voy a intentar hacer cábalas sobre los posibles candidatos a diñarla. Quiero advertir que muchas de mis elucubraciones están basadas en acontecimientos acaecidos en el sexto libro, "Harry Potter y el misterio del Príncipe", y que por tanto la cantidad de spoilers es no despreciable. Es más, voy a dar datos con pelos y señales por lo que son spoilers de 10 en la escala de Richter. Avisados estáis.

¡¡¡¡¡¡SPOILERS!!!!!!

NO SIGAS LEYENDO SI NO QUIERES ENTERARTE DE LO QUE PASA EN EL SEXTO LIBRO

DE VERDAD, NO MERECE LA PENA. LEER EL LIBRO ES MÁS DIVERTIDO

¿PERO CÓMO HAY QUE DECIRLO? SI SIGUES NO TE LO PERDONARÁS NUNCA

EN FIN, ALLÁ TÚ.


Se asume un final feliz para todos los no-simpatizantes de Voldemort y más tras el desasosegante final del sexto libro. ¡Qué mierda que muriese Dumbledore! (esto para los bobos que no saben hacer caso a los avisos de spoiler)
  • Harry Potter. Esto sería como apostar que Brasil va a ganar el Mundial. Es probable acertar. Reconozcámoslo: desde que leímos el primer libro sabíamos que le quedaban seis más. Claro que sus escarceos amorosos con Ginny pueden complicar las cosas. ¡Pobre chiquilla! No se descarta una muerte doble.
  • Hermione Granger. Es el ojito derecho de Rowling. Más de uno la mataría por repelente, pero en el sexto libro ha cambiado (como casi todos los personajes). Nuevamente el factor amoroso con Ron complica las cosas. No se descarta que sea la persona que encuentre la clave mágica para acabar con Voldemort... buscando en un libro o en su defecto en un pergamino.
  • Ron Weasley. Esto sería como apostar que Alemania va a ganar el Mundial. Tiene todas las papeletas para lo que los expertos llaman "muerte heroica" con emocionante declaración de amor. Desde aquí esperamos que al menos consiga algo con Hermione de una vez por todas.
  • Severus Snape. Esto sería como apostar que España no va a ganar un Mundial. El asesinato de Dumbledore ya lo ha condenado. Ahora está por ver si morirá como sucia rata traidora o como héroe trágico encargado de trabajos imposibles.
  • Peter Pettigrew. Este lleva tres libros muerto. Sólo hace falta saber cúantas páginas hay que leer para verlo fiambre. No obstante algo hará, recordemos que le debe una a Harry.
  • Draco Malfoy. Todos los que han leído cinco libros querrían verlo sodomizado en Azkabán, pero sus lágrimas en el sexto libro pueden hacernos dudar. Creo que no morirá y que se pasará a los buenos.
  • Lucius Malfoy. Lo mata Arthur Weasley con un cepillo de dientes eléctrico ("curioso invento muggle" dirá).
  • Ginny Weasley. Ya sufrió con el diario de Tom Sorvolo Ryddle. Sufrirá con Harry. No la veo ni me gustaría verla muerta. Para más información, véase el punto Harry Potter.
  • George y Fred Weasley. Si Rowling los mata, la mato yo a ella. Sería de agradecer que alguna de sus bromas sacase a nuestros héroes de una muerte definitiva, o que fuese clave en la derrota de Voldy.
  • Neville Longbottom. La gran incógnita. ¿Qué pasará con él? Algo gordo supongo. Es sin duda, uno de los enigmas más importantes que se desvelarán en el libro. No me juego mis TIMOS en Aritmancia ni Adivinación en dar un pronóstico para el amigo Neville.
  • Voldemort. Muere y bien muerto. Rowling ha dicho una y mil veces que no habrá más de siete libros, por lo que no tiene sentido pensar en que pudiese sobrevivir de algún modo. Esto también induce a pensar todavía más en la muerte de Harry.
Ahora no se me ocurren más personajes importantes susceptibles de morir. En cualquier caso, si se me ocurre algo ya lo iré poniendo. Eso sí, quien sea sensible que vaya preparando el pañuelo para leer el librillo.

miércoles, junio 21, 2006

El periodismo, esa profesión

Existen dos profesiones en las que tengo una descofianza absoluta. La primera son los políticos y la segunda son los periodistas. No es mi intención generalizar pues en toda profesión existen buenos y malos profesionales. Cuando hablo de los políticos me refiero a esa gente profesional de la política y que no saben vivir de otra cosa, todo lo contrario de esos concejales o consejeros de pueblos y ciudades pequeñas, pluriempleados del poder público. Del mismo modo, al referirme a los periodistas hablo de los opinadores y pontificadores profesionales, tertulianos, directores de periódico y demás repartidores de moral y ética.
Como mi intención hoy no es meterme en temas políticos, no hablaré de los políticos ni de los periodistas estrella y me centraré en un subgrupo periodístico, tremendamente pernicioso y que arrastra todos los vicios de sus mal llamados hermanos mayores: los periodistas deportivos.

El gran error de todos los periodistas deportivos es que se sitúan (o pretenden situarse) en una dimensión superior al deporte, pensando que pueden tratarlo mejor que los propios deportistas. Muchos de estos periodistas no han vivido el mundo de la alta competición, y los que lo han hecho lo olvidan pronto. Al situarse en un plano supuestamente más elevado, creen que tienen la capacidad de dirigir a las masas, siempre aborregadas por el deporte. Y olvidan el periodismo. Son capaces de mezclar sin pudor el amarillismo con la pretendida opinión reflexiva. Se contagian de las pasiones enfermizas y las plasman en sus respectivos panfletos. Desprestigian géneros tan válidos como la crónica o el editorial. Y lo que es lo peor de todo: abandonan cualquier vestigio de ética u objetividad.

Por si todo esto fuese poco, los periodistas invaden tanto el deporte hasta convertirse en su jugo gástrico: necesario, pero altamente corrosivo si no se toman las medidas adecuadas. Existen periodistas estrellas, que arrastran a la masa, que deciden los fichajes o las retransmisiones deportivas, que siembran el resquemor entre equipos o directivos, que juegan con las más bajas pasiones del aficionado... y que están acabando con el deporte. Periódicamente se avistan vientos de renovación, pero sólo son aires que se llevan un polvo para traer otro. Antes fueron de naranja, ahora son de pueblo y comparten vicios y manías.

Son los periodistas de esta calaña los que contribuyen a convertir un entretenido pasatiempo o ejercicio físico en cuestiones de vida o muerte y los que consiguen sacar de quicio a gente que no puede o no quiere pensar por sí misma. Y todo esto no hace más que aumentar el aborregamiento general. Disfrutar, practicar y vivir el deporte es maravilloso pero siempre en su justa medida, y manteniendo a estos personajes fuera del pedestal al que ellos mismos se han subido, sin preguntar a nadie y sin pedir permiso.

Para terminar. En la película El mejor (gran película deportiva) existe un diálogo magnífico entre el protagonista, Roy Hobbs (Robert Redford), y un periodista deportivo, Max Mercy (Robert Duvall), que se la tiene jurada. No se podía decir de mejor manera:

ROY. Still dogging me, huh, Max?
MAX. End of the road, Hobbs.
ROY. You wanna hear what I think our chances are?
MAX. You read my mind.
ROY. That takes all of three seconds.
MAX. They come and they go, Hobbs. They come and they go. I'll be around here longer than you or anybody else here. I'm here to protect this game.
ROY. Whose game?
MAX. I do it by making or breaking the likes of you.
ROY. Did you ever play ball, Max?
MAX. No, never have. But I make it a little more fun to watch, you see. And after today, whether you're a goat or a hero...
...you're gonna make me a great story. See you around.


Y si alguien quiere ver una buena película de periodistas, le recomiendo Primera plana del grandísimo Billy Wilder. Es más, si quiere pasar una tarde feliz, que vea cualquier película de Billy Wilder.

martes, junio 20, 2006

Al Sr. Trepador la noche le resbala

A estas alturas el grupo ya lo conoce todo el mundo, al menos conoce una canción suya. Son los que han compuesto la canción del mundial para la cadena televisiva Cuatro. Han entrado con fuerza bajo la tutela de Alejo Stivel, antiguo componente de Tequila, y han llegado para dar una vuelta de tuerca más al pop-rock español. Siguiendo un poco la línea marcada por El Canto del Loco aparecieron Pereza, rompiendo un poco con unas letras más buscadas, y ahora el Sr.Trepador sube un escalón más con letras y guitarra un poco más rockeras y elaboradas, aunque sin la experiencia de los anteriores.

De Sevilla vienen e incluso el acento del cantante (Óscar) se hace notar en sus canciones y le da un toque diferente (que me sirvió para, al escucharlos la primera vez en la radio, saber que lo que estaba escuchando no era Pereza). Una apuesta por canciones que no pretenden ser más de lo que dicen (así explican ellos el título de su primer disco : “Aforismos Invertebrados”), una guitarra (Pablo) algo guerrera, de calle y que se atreve a ir un poco más allá del duodécimo traste de la sexta cuerda (un punteo en condiciones aunque algo corto en el single), y ganas de hacer música pegadiza (de esa que todos acabamos tarareando inexorablemente) pero de calidad.

Dicen que escuchaban a grupos como “Extremoduro” y “Fito y los Fitipaldis” o que les gustaría hacer dúo con Kutxi Romero(Marea) y la verdad es que algo se destila de ello, ya que la letra de las canciones que he podido escuchar de su disco tienen pinceledas de poesías mal labradas, con mucha menos carga lírica y más livianas que las letras de los antes mencionados pero aún así por encima de la media del género.

Se atreven a pronunciar un sentimiento, a ponerle letra, y cantar lo que para ellos es el fútbol (aunque uno de los dos afirme no ser muy seguidor de este deporte), y con la canción de “¡Vamos!” animan y dan color (rojo, queda bien claro) a este mundial 2006. Aunque la cadena Cuatro empieza a rayar el disco con el estribillo sin letra y podría acabar quemándolo, como pasó con el de sobra conocido Koala.

Tal vez falta que le suban un poco el volumen a la guitarra y a la batería en su single, para desmarcarse un poco y dar protagonismo a la música y no al estribillo, y alargar un poco ese buen solo de seis cuerdas que Pablo interpreta.

En mi opinión un grupo a tener en cuenta, un disco para refrescarse en verano y unos estribillos para cantar en la playa con los amigos. Buena música sin complicarse demasiado, sin ser unos fuera de serie, ni creo que lo pretendan.

Siguiendo con la tónica con mi compañero de blog pondré notas:

  • NOTA: 7/10 (soy bastante exigente y pocos grupos se llevan el sobresaliente).
  • LO MEJOR: Buenas letras, un guitarrista con futuro y la buena mezcla que han encontrado. También el hecho de que, al menos en el primer single, el guitarrista parezca tener casi el mismo protagonismo que el cantante.
  • LO PEOR: Un bajo un poco pobre. La rapidez con la que han salido "al mercado", sin haber dado, según tengo entendido, ningún concierto como Sr. Trepador cuando sacaron el single. No así como los grupos La Fuga o Pereza, que antes de salir en los 40 ya tenían mucho rodaje y experiencia. De esta manera se lo juegan todo al segundo disco (en el que se verá si dan la talla).

viernes, junio 16, 2006

La tele en el Mundial

Llega el Mundial de Fútbol, acontecimiento planetario por excelencia, y las teles echan el resto. Por supuesto hay una saturación futbolera que pone de los nervios a más de uno, pero cada tele lo aborda con matices. Hagamos un pequeño repaso.
  • TVE. Siguiendo su política de recorte de gastos decidieron no pujar por los carísimos derechos televisivos del Mundial. El problema es que siguen perdiendo dinero a marchas forzadas y la audiencia huye despavorida. Por si esto fuera poco, también han perdido los derechos de la Liga de Campeones. Con todo esto se desprende un aire de melancolía en sus informaciones deportivas. Les quedan las motos (derechos que también pueden perder) y el baloncesto ACB, aunque a este último le come terreno el fútbol sala.
  • Telecinco. Su gallina de los huevos de oro es azul y conduce un coche. Con eso tienen de sobra. Se limitan a dar las informaciones del Mundial de manera aséptica (no va Lobato a la concentración española).
  • Antena 3. Cumple el expediente y punto. Esperan silenciosamente, sabedores del peñazo que darán gracias a sus flamantes derechos para dar un partido de cada jornada de Champions. Además van a darle boleto al inefable J. J. Santos. ¡Cuánto lo vamos a echar de menos!
  • Cuatro/Canal +. Han montado un tenderete enorme en la Plaza de Colón que está siendo todo un éxito. La Barceló está desavinagrándose con ese Maracaná Alemania 06, todo un descubrimiento. Robinson comodísimo como maestro de ceremonias en el plus. Los contras: Maradona y Carlos Martínez. El astro argentino ha sido muy grande en la cancha, ha caído a lo más bajo y se ha recuperado, y está hecho un chaval, pero su personaje público me da cierto repelús. El reportero Martínez está desluciendo las retransmisiones. Antes daba gusto escucharle narrar los partidos del plus (aunque destilaran cierto barcelonismo, pese a que él, al parecer, es madridista), pero últimamente, sobre todo desde que hace la Champions, se flipa: grita demasiado, le da un toque radiofónico que no se ajusta al medio televisivo, y cada vez va a peor. Exceso de decibelios.
  • La Sexta. Han echado el resto: 24 horas de fútbol, decenas de comentaristas y supuestos expertos, reporteros y corresponsales cubriendo cada palmo de Alemania, escenarios y tecnología 3D para el análisis... En fin, demasié p'al body. Y Andrés Montes. La inclusión del comentarista bromista provoca reacciones opuestas: o se le ama o se le odia. Personalmente no me gusta nada y encima le pega el gilipollismo a sus compañeros, con lo que al final la retransmisión es un cachondeo. Encima (no sé si le pasará a todo el mundo) la imagen llega con un par de segundos de retraso, por lo que, si uno quita el sonido y pone la radio para no aguantar al jugón, se vuelve loco. Además se destila un ligero aire de cutrería en algunos casos. ¡Ah! Y los ex-jugadores comentaristas son Julito Salinas, abducido por el montismo, y Chapi Ferrer, más soso que un yogur de agua. Pero bueno, mejoran con los días.
Otro día hablo de la guerra por los derechos televisivos de los equipos de primera. En el caso del Madrid el escándalo puede ser de impresión.

miércoles, junio 07, 2006

Diario de Adán y Eva

Allá donde estuviera ella
estaría el paraíso.

Este libro es una de esas pequeñas joyas que llegan a las manos de uno por casualidad, o tal vez como un guiño extraño del Destino.

Este Diario de Adán y Eva no es una de las obras más conocidas de Samuel Clemens. Lástima, porque es una delicia de leer. Tiene apenas 60 páginas por lo que se devora en un periquete y uno se queda con ganas de más.

El libro resulta un magnífico retrato lírico de la condición humana, donde el autor desarrolla inteligentemente su ya famoso sentido del humor. Cuenta las impresiones mutuas entre el primer hombre y la primera mujer en el Jardín del Edén. Adán aparece como una persona que sólo aspira a descansar pero que poco se va interesando por el mundo que le rodea, gracias a la ayuda de su inseparable compañera. Eva es retratada como alguien inquieta, preocupada por la belleza que la rodea, y que necesita hablar y compartir sus sentimientos (cosa que a Adán no le hace mucha gracia).

Y no cuento más, que 60 páginas se pasan en un suspiro.
  • NOTA: 9/10
  • LO MEJOR: el sentido del humor. La parte en que ambos discuten por los nombres que hay que poner a las cosas, o la parte en qué Adan intenta adivinar a qué especie de animal pertenece su hijo.
  • LO PEOR: que algunos conceptos de la obra, sacados fuera de contexto, enfaden a algunas féminas. Por favor, cada cosa que se lea en su contexto histórico.
Actualmente en Madrid se representa una obra de teatro basada levemente en esta obra. No he oído más que elogios de ella. Voy a ver si consigo entradas aunque este es el último mes de la representación. Tengo que ir a ver esa obra.